El estrés persistente nos inflama y nos enferma
17 de agosto de 2020Relación entre prematuridad y TDAH
30 de octubre de 2023La inflamación es una parte de la respuesta inmune que nos protege cuando tenemos infecciones o lesiones de algún tipo ya que aumenta el suministro de sangre y la permeabilidad capilar en la zona afectada y todo ello facilita la actuación de las células inmunitarias, macrófagos, anticuerpos, citoquinas, así es posible eliminar los patógenos causantes de la infección . Una vez que se resuelve el problema el propio sistema inmunológico suprime la respuesta y se promueve la reparación de los tejidos dañados. Si todo va bien la inflamación es una reacción limitada en el tiempo. Esto no siempre es así, a veces, el sistema inmunológico falla y no suprime la inflamación y el ataque se excede o se hace sistémico generalizándose. A ciencia cierta no se sabe muy bien porque falla, podría ser por múltiples causas y como siempre lo más probable es que haya una combinación de factores. Pude fallar por alguna deficiencia que afecta al propio sistema inmunitario, por ejemplo falta de vitamina D, o porque el sistema inmunitario se ha descontrolado y ataca, supuestamente sin motivo, a células sanas. También puede ser que la infección no haya sido superada completamente, o que los microrganismos infecciosos hayan producido muchas toxinas y dañado muchas células o que algunas sigan infectadas de forma activa o latente, o que tengamos una infección crónica o una alta permeabilidad intestinal que deja pasar microorganismos o fragmentos de ellos constantemente, o que o en algunos casos la funcionalidad de la célula, el tejido, órgano o articulación puede estar afectada por sobre uso o falta de él y se acumulan desechos y se genera toxicidad o… Sea como sea, la inflamación puede producir muchos problemas de salud y si no cesa y se hace crónica nos puede llevara a desarrollar una enfermedad autoinmune como: artritis, enfermedad inflamatoria intestinal, fibromialgia, esclerosis, diabetes tipo I, etc.
La inflamación afecta también a nuestro cerebro. Antes se pensaba que el cerebro estaba protegido de lo que pasaba en el “cuerpo” pero cada vez es más evidente que la inflamación tiene un importante protagonismo en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, o el Parkinson y en otros problemas de salud mental como la depresión, trastornos obsesivos, la ansiedad o la esquizofrenia. Esta correlación está cada vez más clara, sabemos que la inflamación puede desencadenar enfermedades mentales y que la enfermedad mental cursa con inflamación cerebral. También sabemos que el malestar psicológico y el estrés también desencadenan una disregulación de la respuesta inmune e inflamación. Así que, empiece por donde empiece el proceso, se cierra el círculo y puede ser difícil salir de la enfermedad.
La buena noticia. Sabemos cómo acabar con las infecciones en la mayor parte de los casos y ¿cómo podemos disminuir la inflamación? Es posible reducir la inflamación a través de hábitos sencillos. El ejercicio físico, la alimentación sana, descanso reparador son las armas más efectivas para ello. Incluso en el caso de que la inflamación cerebral esté cursando con depresión, ansiedad o estrés, podemos utilizar para su mejoría la relajación, la meditación, la psicoterapia… A través de todo ello puedes generar buenos hábitos y conseguir diariamente “dosis fijas de antinflamatorios naturales”. Hay también muchos tipos de alimentos, suplementos, vitaminas y fármacos, que pueden tener su papel también. Así que no te quedes parado y ¡empieza ahora! Si tienes alguna duda sobre como hacerlo o necesitas ayuda para ponerte en marcha aquí estamos. Os voy subiendo artículos sobre el tema. Daniel Montoya enfermero y psicólogo clínico. (3/2021)